Acontecimientos de la irrealidad inmediata / la guarida iluminada de Max Blecher
Te recibo en mi lecho de muerte, solían ser sus primeras palabras. La voz venía de lejos, trémula, como la mirada azul y sedosa desde sus órbitas hundidas. Bajo la cubierta, las rodillas petrificadas formando un ángulo agudo —una tabla partida— y, debajo del costado taponado de algodón, una bolsa que recogía los residuos purulentos provocados por la hemorragia de los abscesos. Pálido como la cera, guapo y desgarrador, como una estatua viva del dolor. (Palabras del poeta rumano Saşa Panã, en recuerdo a la memoria de su querido amigo, Max Blecher.) |