La Reina Estrangulada de Maurice Druon
Toda criatura está sola. Cada uno de nosotros sufre en soledad el instante de la muerte; y es vano creer que no ocurre igual en otros instantes de la vida. Incluso el cuerpo de la esposa con que dormimos resulta extraño; incluso los hijos que hemos engendrado resultan para nosotros personas extrañas [...]. El único alivio a este aislamiento está en la compasión y en la caridad, es decir, en saber que los demás padecen de nuestro mismo mal.
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