Corazón que ríe, corazón que llora de Maryse Condé
"Bruscamente, como si nos hubieran apretado un botón, nos pusimos a llorar. ¿Por qué?... Por el final de mi infancia. Por el final de cierto modo de vida. De una relativa felicidad. Deslicé una mano entre sus pechos, que habían amamantado a ocho hijos, pechos ahora inútiles, marchitos, y así me tiré toda la noche, mi madre aferrándose a mí, yo ovillada junto a ella, arropada por su perfume a vejez y a árnica, por su calor. Así, en aquel abrazo, es como quiero recordarla" |