Frankenstein o el moderno Prometeo de Mary Shelley
Ay!, Víctor, cuando la falsedad puede adoptar la apariencia de verdad, ¿quién puede estar seguro de alcanzar alguna felicidad? Siento como si caminara por el borde de un precipicio, hacia el que se agolpan miles de personas y pugnan por arrojarme al abismo.
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