Frankenstein o el moderno Prometeo de Mary Shelley
Aunque quebrantado espiritualmente, nadie es capaz de sentir con más emoción que él la bellezas de la naturaleza. El cielo estrellado, el mar..., todos los hermosos cuadros que nos ofrecen estas regiones maravillosas, parecen tener todavía bastante fuerza para elevar su alma por encima de la tierra. Este hombre tiene una doble existencia. Aunque sufra pesares y esté abrumado por el desencanto, cuando se retrae en su mundo interior es como un espíritu celestial a quien rodea una aureola en la que no penetran las penas.
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