Frankenstein o el moderno Prometeo de Mary Shelley
¿Por qué alardeará el hombre de tener una sensibilidad superior a la que demuestra poseer el bruto? Ella no hace más que aumentar sus necesidades. Si nuestros impulsos estuvieran limitados al hambre, la sed y el deseo, podríamos ser casi libres. Ahora, en cambio, somos arrastrados por el primer viento que sopla y por una palabra casual, o por las perspectivas que esa palabra nos abre.
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