La cordura del idiota de Marto Pariente
«Ascuas crecía entre cerros pelados y secarrales, camino de los pantanos. Apenas una rasgadura. Se conformaba con una docena de calles torcidas que salían de la plaza del pueblo como las venillas rotas de los alcohólicos. La llaga, el derrame, estaba ceñido por un puñado de carreteras secundarias que lo constreñían como varices en la pierna de una anciana ».
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