Nuestra parte de noche de Mariana Enríquez
(…) y quiso abrazarlo, pero no había nada en la actitud del chico que la autorizara a tocarlo. En eso se parece al padre, pensó, son como gatos.
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Nuestra parte de noche de Mariana Enríquez
(…) y quiso abrazarlo, pero no había nada en la actitud del chico que la autorizara a tocarlo. En eso se parece al padre, pensó, son como gatos.
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