María Zambrano
Delirio del incrédulo. Bajo la flor, la rama sobre la flor, la estrella bajo la estrella, el viento; ¿Y más allá? Más allá ¿no recuerdas?, sólo la nada la nada, óyelo bien, mi alma, duérmete, aduérmete en la nada. Si pudiera, pero hundirme. Bajo la flor, la rama… Ceniza de aquel fuego, oquedad, agua espesa y amarga, el llanto hecho sudor la sangre que en su huida se lleva la palabra y la carga vacía de un corazón sin marcha. Bajo la flor, la rama… De verdad ¿es que no hay nada? Hay la nada. La nada, óyelo bien, mi alma. duérmete, aduérmete en la nada. Y que no lo recuerdes. Era tu gloria. Bajo la flor, la rama… Más allá del recuerdo, en el olvido, escucha en el soplo de tu aliento. Mira en tu pupila misma dentro en ese fuego que te abrasa, luz y agua. Bajo la flor, la rama… Mas no puedo, no puedo. Ojos y oídos son ventanas. Perdido entre mí mismo no puedo buscar nada no llego hasta la Nada. Bajo la flor, la rama sobre la flor, la estrella bajo la estrella, el viento ¿Y más allá? Más allá ¿no recuerdas?, sólo la nada. |