Puerto escondido de María Oruña
A ella también le gustaría tener su propio puerto escondido, su lugar de reposo y templanza, donde poder relajar sus sentidos y su alto nivel de exigencia sobre sí misma; un lugar donde poder desplomarse sobre la hierba, mirar al cielo y hacerlo con la despreocupación que sólo pueden tener los niños.
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