El corazón del daño de María Negroni
Un libro es un cementerio hermoso. También es una máquina de pensar, un dispositivo que encarna el más alto espíritu de contracción
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El corazón del daño de María Negroni
Un libro es un cementerio hermoso. También es una máquina de pensar, un dispositivo que encarna el más alto espíritu de contracción
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El corazón del daño de María Negroni
Mi madre: la ocupación más ferviente y más dañina de mi vida. Nunca amaré a nadie como a ella. Nunca sabré por qué mi vida no es mi vida sino un contrapunto de la suya, por qué nada de lo que hago le alcanza. |
Oratorio de María Negroni
Por generaciones ni agua de la roca Y el niño canta con su voz de río sin río |
El corazón del daño de María Negroni
Te oí literalmente dejar de respirar, Madre. Te vi partir dejando un cráter en el lugar del mundo. Estaba y no estaba preparada. ¿Para qué? Para el alivio, el vacío, el horror de no sentir. Ya no habrá reparación. |
Archivo Dickinson de María Negroni
Programa No escribiré a bocanadas. Lo mío será siempre concentrarme, como si estuviera para amar. ¿A quién? No sé. Lentamente hacia aquí, a contrapelo, de par en par la casa de la sombra. Sin escandir las ideas. Sin buscar otra cosa que gerundios. Con desorientación al menos grave, oscureciendo las maneras, casi categórica. Alguna vez, tal vez, podré sobrevenirme. Quién sabe que si doler no es la manera de nacer de una alegría. |
El arte del error de María Negroni
si hay un premio en la escritura de un poema, sería este, encontrar un estado otro de la lengua. (Proust dijo que los libros más bellos parecen escritos en una lengua extranjera). Lo mismo rige para la traducción.
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El corazón del daño de María Negroni
Si hay adónde ir, no hay escritura. Se va y se viene de la amnesia. Hay apenas casas de muñecas, islas, flirteos refractarios con lo excéntrico. |
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Archivo Dickinson de María Negroni
Guerra Y aun así, mientras el mundo apilaba emboscadas y mortíferos planes, a su pequeño modo el jardín resistía: se brotaba de mirlos, jilgueros, colibríes que iban, en plena ebullición, de una vocal a otra, leyendo, en medio del caos, la semilla honda. |
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El arte del error de María Negroni
La poesía, escribió Schulz, es un cortocircuito entre el sentido y las palabras.
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El corazón del daño de María Negroni
Le preguntaron a Guimaraes Rosa: ¿Sabe usted qué es el silencio? El silencio es uno mismo demasiado, contestó. |
El corazón del daño de María Negroni
Quien escribe calla. Quien lee no rompe el silencio. El resto es vicio. |
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22 cartas extraordinarias de María Negroni
Hay que romper el contrato con lo cotidiano para poder ser quien se es, vale decir, un desconocido para los demás y sobre todo, uno mismo.
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22 cartas extraordinarias de María Negroni
Me encierran en la prosa como cuando de chica me encerraban en el baño para mantenerme quieta. |
22 cartas extraordinarias de María Negroni
No eran libros para niños. Nunca escribimos libros para niños, Wilhelm. Tú lo supiste enseguida, antes que yo. Por eso te opusiste, de entrada, a las censuras (que considerabas timoratas) y disentías con los editores sobre la necesidad de ilustrarlos.
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El nombre de la nación desde donde se organizan los juegos cada año es...