Poesía completa de María Mercedes Carranza
Huele a podrido Caes cada día en el pozo de la culpa. Ces y te levantas en un juego innoble de muertes sin fin y resurrecciones. Porque mueres a causa de cosas frívolas, como un amor que inatajable se seca o las trece sílabas que hacen un verso amargo o por las sábanas destendidas y el turbio olor que deja en tu cama un cuerpo ajeno y pasajero o solo por una palabra que oyes a destiempo. Y resucitas por esa indolente resignación a desangrar hechos y risas con desgano. A tu alrededor, sin embargo, y a toda hora hay muertos que mueren de verdad, el aire huele a cosa sucia y podrida y la vida se vive entre las balas y el abismo. El miedo como un sol negro y derretido se filtra en las habitaciones, ocupa los espejos. El miedo, ese viento que cierra puertas y ventanas. Hay rencor y hay asco en todas partes: entre los platos de comida, sobre las almohadas, a la hora de hablar de los recuerdos, antes y después del buenos días, en los bostezos, en toda esquina, ojo, instante, boca. Y tú, infeliz sobreviviente de una muerte que forma parte del paisaje como el aire y que a todos al mismo tiempo manosea, debes cada día confundir tu culpa. + Leer más |