Diario del dolor de Maria Luisa Puga
Miedo ya es igual que Gato. Anda por mi estudio, que es el suyo. Lo recorre, lo olisquea, se retuerce en el suelo de placer cuando enciendo el calentón, se queda enojado cuando se le acaba la comida. Vivimos solos, pero juntos. Solo protesta cuando se me olvida.
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