Hijos de un rey godo de María Gudín
Swinthila fue un aguila, que volo demasiado alto, quemandose al llegar al sol. Recadero, el toro, embistio de frente a la vida, conduciendo hacia delante su destino, uniendo los pueblos y las razas. Pereció víctima de su propia fuerza. Hermenegildo, el leon, siguió los designios de la Providencia y alcanzo una corona imperecedera. Luiva, el hombre alado, me ha vencido a mi, al Destino, resurgiendo como el fenix de sus propias cenizas.
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