El nervio óptico de María Gainza
Es un instante nomás, un fogonazo en el que ves la relación que habrían podido tener si las dos hubieran cedido un poco, si a las dos no se les hubiese tragado el personaje. Pero, a esta altura, difícil que haya marcha atrás. Para ella serás siempre alguien que desperdició su suerte, la zurdita paqueta que vive como paria. Cuando te hace enojar le decís que te gusta vivir así, en tierra de nadie, y que con las astillas de sus muebles algún día construirás tu casa.
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