One Love de María Angulo Ardoy
Amanda regresó a casa veinte días después de la intervención, caminando como si llevase una bandeja llena de cristalería fina sobre la cabeza. Cada paso era lento y medido, temiendo cualquier sacudida capaz de sacar a su bebé de su útero o a su esposo de su cabeza. El mundo real parecía grande, agresivo y terrible de repente.
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