Memorias de Adriano de Marguerite Yourcenar
Tomar una vida conocida, concluida, fijada por la Historia (en la medida en que puede ser una vida), de modo tal que sea posible abarcar su curva por completo; más aún, elegir el momento en el que el hombre que vivió esa existencia la evalúa, la examina, es por un instante capaz de juzgarla. Hacerlo de manera que ese hombre se encuentre ante su propia vida en la misma posición que nosotros.
|