Alias Grace de Margaret Atwood
…Después me prestó su enagua de franela roja hasta que yo tuviera una y me enseñó cómo doblar y sujetar los paños y me dijo que algunos lo llamaban "La maldición de Eva", cosa que a ella le parecía una estupidez, ya que la verdadera maldición de Eva era tener que aguantar las idioteces de Adán que, en cuanto surgió un problema, le echó toda la culpa a ella.
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