Las cosas que no nos dijimos de Marc Levy
Es el mal de los viajeros, de los filibusteros solitarios. La familia y los amigos no son más que unos pocos conocidos dispersos por los rincones del mundo... Y no es frecuente que los conocidos vengan de lejos para asistir a las exequias; es un momento de la vida en el que apenas se puede ya hacer un favor ni otorgar nada a nadie. Uno nace solo y muere solo. |