Los hijos de la libertad de Marc Levy
Aunque las balas alemanas o milicianas todavía no nos habían alcanzado, la soledad nos iba matando suavemente. No todos habíamos alcanzado la veintena, y los de más edad apenas si pasaban de ella; por tanto, a falta de tener el estómago lleno, la presencia de nuestros compañeros nos llenaba el corazón.
|