Leí los dos anteriores de la saga, protagonizada por Artafi Mendoza, una arqueóloga sevillana, con muy mala suerte, todo lo malo le pasa a ella. Ambos me gustaron mucho y pensé que éste tampoco me iba a defraudar. El libro prometía y más por tratarse de un tema tan interesante y misterioso como los dólmenes. Sin embargo, me llevé un chasco bastante grande, el final de la trilogía se desvincula del thriller arquelógico para convertirse en una novela de género fantástico, con magia ancestral incluida. Un desacertado final para una saga y una protagonista bastante buenos.