Se prohíbe mantener afectos desmedidos en la puerta de la pensión de Mamen Sánchez
A falta de hoja de parra, hechó mano de su ropa interior y se despidió de Justice con la misma cara de pena que le puso Adán a Dios el día del disparate: no importaba lo dulce que estuviera la manzana, lo persuasiva que fuera la serpiente o lo seductora que se hubiera vuelto Eva de repente, que la culpa había sido solo suya, por calzonazos, por débil de espíritu y de palabra.
|