Macarena Muñoz

»Llevo toda la vida intentando no parecerme a mis padres, librarme
de su influencia, para darme cuenta a mis cincuenta años de que me
parezco a ellos, que, aunque no lo desee, tenemos coincidencias.

«¿Qué ha pasado? ¿Por qué en este milenio la humanidad retrocede,
se levantan de nuevo muros, se refuerzan las fronteras y uno busca en
el vecino las diferencias y no las semejanzas?»

Soy la cabeza de turco cuando se tuercen los destinos, la que pierde su brújula cuando se cruzan los caminos. No sé adónde voy.

La memoria no es
buena compañera si hay demasiado resentimiento en el corazón. Estoy
totalmente de acuerdo contigo en que nuestra vida puede ser agradable
o también el mismo infierno, dependiendo de dónde hayamos nacido o
nos haya llevado la vida

Nacemos en tierra de nadie. Los países no son más que una invención
de la historia, una creación que se puede transformar con el tiempo o
el devenir de uno o varios acontecimientos.

Todos nos vamos sobrecargando con la edad, al menos
anímicamente. Lo importante es saber distribuir el sobrepeso, que no
llegue un momento en el que este te impida caminar.

Sean cuales sean los principios u objetivos que mueven a una u otra
lucha, es inmoral llevarse de por medio a gente corriente, a niños.

Cualquiera puede contribuir siendo amable o ayudando a alguien en una posición desafortunada

Era como si la ciudad
tuviera alma y transmitiera su preocupación a todos sus habitantes.

Le creó un vacío que nadie pudo llenar. Le cambió y le hizo seguir otros caminos.