Todos somos villanos de M.L. RIO
Me moví y mis zapatos chirriaron sobre el espejo. James dio media vuelta y encontró mi mirada. Pero me quedé donde estaba, con miedo de ir hacia él, con miedo de perder el agarre en el suelo firme, de separarme de lo que me había anclado antes y de vagar hacia el vacío; una luna errante, vagabunda.
|