Todos los días de M. C. Andrews
—Te avisé de que no intentases manipularme, Daniel. Si de verdad estás dispuesto a deshacerte de esa cama y dejar que duerma contigo, perfecto. Si no, no juegues con mis sentimientos. Cuando estés listo para enfrentarte de verdad a lo que sentimos el uno por el otro, dímelo. No aproveches una excusa como la de esa cama. Estoy luchando por ti, Daniel, y te exijo que hagas lo mismo. La cinta, dormir contigo, besarte, tienes que pedírmelo directamente. Sin subterfugios. —Bésame, por favor. —Eso está mejor. |