Desencuentros de Luis Sepúlveda
"Buenos días. Habla con el contestador automático de alguien que, o no está del otro lado de la línea, o por diversas razones se niega a responder. Si me conoce, sabrá que la voz que en estos momentos le habla no es la mía. Una de las bondades del contestador automático es que, además de preservar la intimidad, también asegura impunidad. Esta voz es alquilada. Pertenece a una de esas personas, las hay por miles, que a cambio de unos cuantos billetes son capaces de prestar el alma. No es mí voz. Pero si usted no me conoce, si es la primera vez que marca mí número, todo esto no debe afectarle. Digamos entonces que, en teoría, no estoy, o que alguna anomalía física me impide llegar al aparato, o que simplemente no tengo ganas. También es posible que yo ya no esté en este mundo." ('Contestador automático'. Pág.81).
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