En el nombre de Padre de Luis Salvago
Creo que nuestra soberbia anulado el instinto de la premonición. Aún conservamos el pálpito, el miedo, la sensación de que un peligro terrible nos cerca. Pero desconocemos de dónde viene ese peligro y, lo que es peor, desconocemos su nombre. No nos queda más que ignorar a conciencia ese miedo, tratarlo como si no existiera.
|