Durante la nevada de Luis Roso
Esta es una de las pocas consecuencias positivas que tuvo la dictadura para nuestro oficio: nos enseñó a decir mucho sin decir nada. Y lo que es aún más complicado: a no decir nada aun diciendo mucho
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Durante la nevada de Luis Roso
Esta es una de las pocas consecuencias positivas que tuvo la dictadura para nuestro oficio: nos enseñó a decir mucho sin decir nada. Y lo que es aún más complicado: a no decir nada aun diciendo mucho
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Todos los demonios de Luis Roso
Ni soy James Bond ni estoy al servicio de su majestad. Soy Ernesto Trevejo y estoy al servicio del Generalísimo, que suena bastante peor, pero es lo que hay.
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Durante la nevada de Luis Roso
España podía soportar un mal gobierno o que corriera la sangre en las calles: de hecho, llevaba soportando ambas cosas desde hacía un siglo. Pero un fin de semana sin fútbol eran palabras mayores.
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Durante la nevada de Luis Roso
Parecía obvio que el lugar que ocupaba la efigie del monarca debía de haberlo ocupado hasta hacía muy poco el anterior jefe del Estado. Miguel se preguntó de pronto para cuánta gente aquel intercambio de cromos iba a suponer la única evidencia real, palpable, de que el país había entrado en una nueva etapa. La imagen del rey en los ayuntamientos, los colegios, los sellos y las monedas; el rey expresando buenos deseos en su discurso de Navidad, entregando copas en torneos de fútbol, inaugurando obras públicas. Como si el hueco dejado por el dictador hubiera de rellenarse con otra pieza similar para que el inmueble no se viniera abajo mientras era reformado. Como si el hueco dejado por el dictador en la cabeza de muchos españoles hubiera de rellenarse por otra figura parecida para que estos no perdieran la noción de la realidad y enloquecieran.
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Durante la nevada de Luis Roso
Esta es una de las pocas consecuencias positivas que tuvo la dictadura para nuestro oficio: nos enseñó a decir mucho sin decir nada. Y lo que es aún más complicado: a no decir nada aun diciendo mucho. -¿Eso qué significa? - Que hay que confiar la inteligencia y la complicidad del lector para que entienda lo que tú quieres que entienda, ni más ni menos. |
Todos los demonios de Luis Roso
Es que a veces no hacer nada duele, pero duele menos que intentar hacer algo
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Durante la nevada de Luis Roso
Después de las casi cuatro décadas con los medios del régimen trasladando a la población una sensación de apatía generalizada, de incertidumbre y estabilidad, la democracia había supuesto una ruptura perceptible, más que en ningún otro ámbito, en el periodismo. La actualidad española parecía desbordarse, incapaz de ser contenida en su totalidad en las páginas de los periódicos, a pesar de que el número de estos hubiera multiplicado. La realidad mutaba con tanta velocidad que no había tiempo de asimilar los cambios, o tan siquiera de dejar constancia de ellos.
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Durante la nevada de Luis Roso
—Tampoco hay por qué pensar tanto. En esta vida muy pocas cosas son blancas o negras. Casi todo es siempre de un tono gris.
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Durante la nevada de Luis Roso
—Aquí todos jugamos con las cartas marcadas. Y todavía está por ver quién se lleva la partida.
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Primavera cruel de Luis Roso
Si de algo me arrepiento es de no haber aprendido a leer mejor y haber leído más cuando mis ojos estaban en condiciones. Pero leo la Biblia de vez en cuando. —Yo la tengo a medias, aunque una vez en misa me contaron el final. —Yo a misa dejé de ir hace tiempo, pero la oigo por la radio algunas mañanas. —¿Usted también? Lo que faltaba. Está la escalera llena de beatas, todo el día escuchando al padre no sé qué y a la hermana no sé cuánto. —Yo lo hago más que nada por purgar algún pecadillo que otro. |
Primavera cruel de Luis Roso
Yo hace tiempo que me niego a tener tratos con mujeres. Todo lo llevan al terreno del dramatismo. Y encima a veces hasta se enamoran. También algunos hombres se enamoran, pero les amenazas con irte de la lengua y se les pasa. Las mujeres en cambio cuando se enamoran son capaces de enfrentarse al mundo entero. Es por todas esas novelas de amor que leen, que les tiene sorbido el seso.
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Primavera cruel de Luis Roso
Ya sabes, perro ladrador, poco mordedor. Pero cuando el perro calla es que está cavilando la mejor manera de arrear el bocado.
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Todos los demonios de Luis Roso
Indiferente es alguien al que le da igual todo. a mí no me da igual todo. Lo que pasa es que si tengo la certeza de que no voy a poder cambiar las cosas a mejor, sino quizá solo a peor, pues prefiero no hacer nada
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Durante la nevada de Luis Roso
Aquí todos jugamos con las cartas marcadas. Y todavía está por ver quién se lleva la partida
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Durante la nevada de Luis Roso
España podía soportar un mal gobierno o que corriera la sangre en las calles: de hecho, llevaba soportando ambas cosas desde hacía un siglo. Pero un fin de semana sin fútbol eran palabras mayores.
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Durante la nevada de Luis Roso
—Le quitas el bozal al perro y le das a oler el rastro, y si el perro le pega un bocado a alguien, eso ya no es cosa suya, ¿no?
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Durante la nevada de Luis Roso
Ese crimen fue algo así como la comidilla de la Navidad de ese año en la provincia de Burgos. Pero en cuanto llegó el año nuevo fue como si nada hubiese pasado. A fin de cuentas, la víctima era una muchacha de un pueblo perdido de Burgos, no una joven de buena familia de Madrid o Barcelona, pongamos por caso. |
Durante la nevada de Luis Roso
Estas cosas pasan. Seguramente más por suerte que por pericia, los culpables lograron salir airosos. Y ahora, pasado el tiempo, no queda sino resignarse. Soy consciente de lo frustrante que resulta que la Justicia no sea capaz de cumplir su cometido, pero así son las cosas.
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Durante la nevada de Luis Roso
Las voces y opiniones vertidas en Madrid llegaban hasta allí con sordina. Como si para hacerlo tuvieran que superar un extenso trecho no solo físico o geográfico, sino también temporal, de varios meses incluso años de distancia.
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Todos los demonios de Luis Roso
Es que a veces no hacer nada duele, pero duele menos que intentar hacer algo
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¿De qué nacionalidad es Edgar Allan Poe?