Brasas de agosto de Luis Mateo Díez
El vicio modifica el consuelo de la virtud y salvada su apariencia, se salva su complacencia.
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/Ha pasado toda una vida, pero a sus 81 años, Luis Mateo Díez (Villablino, 1942) recuerda vívidamente el lugar que le marcó para siempre. Era un desván municipal convertido en hospital de sangre durante la guerra. Una habitación fantasmagórica en el Ayuntamiento de Villablino (León), en el que su padre trabajaba como secretario. Allí, entre cajas de libros retirados de la circulación por la dictadura, jeringuillas y otro material quirúrgico, descubrió su pasión por la literatura. Era especial, un niño raro, que escribía, que leía y al que le gustaba contar y escuchar historias, pero hoy me da miedo aquel niño que fui porque tenía un mundo interior muy poderoso. Me habría gustado ser más tontuelo e ingenuo, reconoce en el vídeo de la entrevista de En la biblioteca de. Suscríbete a nuestro canal: youtube.com/@elpais Visita http://elpais.com Más vídeos de EL PAÍS: youtube.com/@elpais/videos Síguenos en Facebook: https://www.facebook.com/elpais Twitter: https://twitter.com/el_pais Instagram: https://www.instagram.com/el_pais #luismateodiez #premiocervantes #enlabibliotecade #bibliotecas #literatura #libros
Brasas de agosto de Luis Mateo Díez
El vicio modifica el consuelo de la virtud y salvada su apariencia, se salva su complacencia.
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Brasas de agosto de Luis Mateo Díez
Aprenderíamos mucho de las viejas civilizaciones si fuéramos más sensibles a la Historia.
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Juventud de cristal de Luis Mateo Díez
El Baile de Corales no dejaba de ser un lugar abandonado donde el aburrimiento encontraba el mejor acomodo para la desolación, como si el ánimo no lograra sobreponerse por mucho que lo intentáramos, cuando ya todo sentimiento estaba roto o toda emoción acabada, muy al contrario que el propio Cine de Sustos, entre cuyos escombros siempre quedaba la esperanza de un fotograma que brillaba como una luciérnaga y era el hallazgo de un sueño dormido pero no roto.
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Azul serenidad o la muerte de los seres queridos de Luis Mateo Díez
Aceptar lo sucedido es la parte del trance que abre un primer movimiento de comprensión. La muerte no se entiende porque la vida es lo único que tenemos, no existe otra propiedad en la naturaleza de lo que somos. Y tampoco la vida se entiende, pero se tiene y se siente, al menos como el misterioso fluido que cada mañana nos hace abrir los ojos. |
Juventud de cristal de Luis Mateo Díez
Era la hija de las prisas, la que más alerta estaba cuando ni siquiera se necesitaba vigilancia; la hija que se hizo mayor corriendo pero sin participar en ningún campeonato y, a veces, sin que la llamara nadie, sólo por salir pitando. —Trotera, danzante, perillana... —me repitió todavía mi padre nada más verme entrar en la habitación del Sanatorio de Escalda, donde llevaba mes y medio desahuciado, cuando ya las palabras no tenían en sus labios la resonancia de la imprecación, apenas una enumeración resignada y cariñosa. |
Juventud de cristal de Luis Mateo Díez
Lo mejor de todo era ir a la orilla más cercana del Margo, por el camino de las Encomiendas y los Varados, donde muchas noches fumábamos los últimos cigarrillos y vaciábamos la botella que hubiera subsistido, cuando ya nadie tenía ganas de volver a casa y, sin embargo, había que ceder a la desgracia de hacerlo, ya que la vida tenía entonces unos alicientes muy limitados.
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Azul serenidad o la muerte de los seres queridos de Luis Mateo Díez
La muerte exilia a los que quedamos vivos, leí alguna vez, porque la desaparición de los seres queridos nos deja fuera de las fronteras en que eran posibles los afectos, y es un exilio que se parece a la orfandad.
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Azul serenidad o la muerte de los seres queridos de Luis Mateo Díez
No se puede aceptar lo que un instante tiene de abismo en la existencia, lo que ese vértice de la realidad deshace llevando la totalidad de esta a la sima que se convierte en un sumidero.
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Gente que conocí en los sueños de Luis Mateo Díez
Cuando el tiempo ya no existe, tampoco puede haber agencias de viaje.
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Azul serenidad o la muerte de los seres queridos de Luis Mateo Díez
Las muertes, sean las que sean, no se entienden. Comprenderlas es una labor que exige mucho esfuerzo, pero sólo desde la comprensión se puede llegar al entendimiento.
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Gregorio Samsa es un ...