Juventud de cristal de Luis Mateo Díez
El Baile de Corales no dejaba de ser un lugar abandonado donde el aburrimiento encontraba el mejor acomodo para la desolación, como si el ánimo no lograra sobreponerse por mucho que lo intentáramos, cuando ya todo sentimiento estaba roto o toda emoción acabada, muy al contrario que el propio Cine de Sustos, entre cuyos escombros siempre quedaba la esperanza de un fotograma que brillaba como una luciérnaga y era el hallazgo de un sueño dormido pero no roto.
|