El huerto de Emerson de Luis Landero
A veces da la sensación de que la vida es breve, sí, pero en cambio la memoria de lo vivido no se acaba nunca.
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El huerto de Emerson de Luis Landero
A veces da la sensación de que la vida es breve, sí, pero en cambio la memoria de lo vivido no se acaba nunca.
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Retrato de un hombre inmaduro de Luis Landero
Pero la noche... ¿A usted de noche no se le llena la mente de amenazas, de espantajos, de recuerdos que ya creía olvidados? A veces pienso que hay en nosotros como burbujas de tiempo, pedacitos de tiempo no gastados, no vividos, que quedaron sobrantes de tardes de tedio o de mañanas infantiles de primavera, y que están ahí vírgenes, disponibles, esperando ser usados (...) Y lo mismo pasa con algunos recuerdos. En las honduras de la memoria a veces aparecen por las noches, cuando la conciencia queda a la deriva, pequeños episodios que se habían olvidado y que ahora vuelven como ánimas en pena en busca de consuelo y compaña.
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Lluvia fina de Luis Landero
Las aguas del pasado siempre bajan turbias y, lo que es peor, enturbian también las presentes.
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El huerto de Emerson de Luis Landero
En nuestro pasado está todo cuanto necesitamos para encender el fuego de la inspiración. Hasta la fantasía tiene su casa en la memoria.
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Lluvia fina de Luis Landero
Detrás de la alegría acecha siempre la desgracia. Los llantos los oye dios y la risa el diablo.
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El balcón en invierno de Luis Landero
Deberíamos escuchar como suelen escuchar los niños lo que les maravilla, con los ojos ayudando a las orejas a oír y con las orejas ayudando a los ojos a ver.
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Lluvia fina de Luis Landero
Y allí seguía viviendo, sin alegría, sin amor, entregada solo al ciego tramite de llevar con decoro la dura condena de vivir.
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Lluvia fina de Luis Landero
La sinceridad llevada al fanatismo, solo puede conducir a la destrucción.
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Lluvia fina de Luis Landero
Porque ella era la única que conocía los secretos de todos y cada uno de ellos, y sabía que los pequeños y viejos rencores, por viejos y pequeños que fuesen, estaban latentes en la memoria, al acecho, esperando la ocasión de volver al presente, renovados y recrecidos, rescoldos aún tibios que el menor viento podía avivar en llama, o como esas historias en cuyo planteamiento, inocente o cómico en apariencia, está ya la semilla de un final desdichado. |
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Lluvia fina de Luis Landero
Argumentaba como los alfareros con el barro, que de sus dedos podía salir lo mismo una humilde escudilla que la más acabada fantasía rococó.
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El balcón en invierno de Luis Landero
Todo invitaba en aquellos antros mal iluminados y peor ventilados al devaneo y al sueño. Esa es la imagen, y la atmósfera, que mejor definen y esclarecen en mi memoria no solo a las academias nocturnas, sino también a la España de entonces.
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Una historia ridícula de Luis Landero
La disculpa no vale por ser sincera sino por ser pública. Más que un remedio para el ofendido es un castigo para el ofensor.
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Lluvia fina de Luis Landero
La alegría trae mala suerte porque detrás de la alegría acecha siempre la desgracia
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Lluvia fina de Luis Landero
Aurora tiene una historia que contar. Una historia que ha permanecido como aletargada hasta hoy, esperando un estímulo, una súbita brisa que avive las brasas hasta convertirlas en hoguera
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Una historia ridícula de Luis Landero
En cualquier caso, prefiero saber poco de mucho que mucho de muy poco, sin que eso signifique frivolidad o extravagancia.
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La edad de la inocencia