Antes de la lluvia de Luis Landero
Pensé también en las mías, en mis ilusiones perdidas, y en cómo las ilusiones que se pierden no suelen ser suplantadas por otras. Son solo eso: vacíos, huecos, magníficos edificos en ruinas, jardines de ayer donde hoy solo crecen hierbas sin ley, amargas flores sin aroma. Pensé en cómo mi mundo propio e irrepetible, con su infinita minucia de sucesos, al que a última hora vendría a agregarse el de la muerte, se perdería conmigo, igual que se perdió el de mis padres y los de todos los muertos que ahora me rodeaban. Algo único y prodigioso muere irreparablemente en cada uno de nosotros.
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