El viaje de Luigi Pirandello
"De un modo u otro, los hombres encontraban en la diversidad de sus quehaceres, en la lucha de los partidos municipales, en el café o en el casino, por la noche, dónde distraerse de alguna manera; pero las mujeres, a quienes desde la infancia se obligaba a esterilizar todo instinto de vanidad, casadas sin amor, luego de haber atendido como criadas las tareas de la casa, siempre las mismas, languidecían miserablemente con un niño en el regazo o con el rosario en la mano, en espera de que el hombre, el amo, regresase a casa." (Págs.11-12).
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