Orlando furioso, tomo I de Ludovico Ariosto
No tengas, amor mío, ningún miedo, que he de seguirte al cielo o al infierno. Nuestras dos almas deben partir juntas y hasta la eternidad transitar juntas. En cuanto vea que cerráis los ojos, me dará muerte mi dolor interno, y si no lo hace, al punto te prometo con esta espada atravesarme el pecho. |