Orlando furioso, tomo I de Ludovico Ariosto
Si en los valles de Ida el pastor frigio la hubiese visto, no sé yo si Venus, la vencedora de las otras diosas, obtendría el sitial de la hermosura, ni si él habría vulnerado el sacro asilo en Amicleas, pues diría: - Quédate aquí con Menelao, Helena, que la mujer que a mí me gusta es ésta-. |