Orlando furioso, tomo I de Ludovico Ariosto
Gocé a placer su delicado cuerpo, creí que estaba en él toda la dicha que los mortales sólo en parte alcanzan: unos más, otros menos... Nadie mucho. Mi único afán era mirar su rostro y me olvidé de Francia y aun del mundo. Todos mis pensamientos y esperanzas no tenían más fin que su mirada. |