Jane Austen en la intimidad de Lucy Worsley
Jane tenía que hacer cabriolas con los deberes domésticos si quería «sacar tiempo» para sí misma de una forma que no ofendiera a su familia ni desafiara las convenciones de cómo una tía soltera debía emplear las horas. Ésa fue su lucha, una batalla diaria, gris y nada épica: la cuestión de a quién le correspondía ejecutar según qué tareas. Una batalla que todavía arrastra la mujer actual. Una batalla que aún se sigue librando.
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