Ana, la de Tejas Verdes. Ana, la de la Isla de Lucy Maud Montgomery
Las pequeñas cosas de la vida, dulces y excelentes en su lugar adecuado, no debían constituir el fin o la razón de toda la existencia; los ideales más altos eran los que había que seguir y buscar; la vida en el cielo debía empezar aquí en la tierra.
|