Ana de Avonlea de Lucy Maud Montgomery
—¿Así que te vas este otoño? —dijo la señorita Lavendar melancólicamente—. Debería alegrarme por ti, Ana… pero me siento horrible y egoístamente triste. Te voy a echar mucho de menos. Oh, algunas veces pienso que no vale la pena hacer amigos. Se van de nuestra vida después de un tiempo y dejan una herida peor que el vacío que había antes de su llegada.
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