Cuerpos malditos de Lucía Baskaran
“Nadie me toca. Siempre mantienen cierta distancia, como si temieran contagiarse de tu muerte, como si yo te hubiese matado. Me hablan dos tonos por debajo del habitual. Incluso tu madre, que normalmente habla muy alto, se dirige a mí en susurros. «Pobrecita niña», dicen cuando creen que no los oigo. «Pobrecita niña», pero nadie, aparte de mi padre, me abraza.”
|