Soñar con la superfície de Louise O'Neill
[...] intenté hablar, decirles a mis hermanas que las quería. Pero no pude. Me negué a permitir que me invadiera la tristeza: solo supondría un desperdicio de energía. Eso había sido decisión mía y la había tomado por voluntad propia. Aun así, les lancé un beso y les supliqué que me perdonaran.
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