Tras la máscara de Louisa May Alcott
Una vez a solas, la conducta de la señorita Muir fue decididamente peculiar. Su primera acción consistió en estrechar sus manos y murmurar entre dientes, con una fuerza apasionada: «¡No fracasaré de nuevo si cuento con el poder del ingenio y la voluntad de una mujer!». Se quedó inmóvil durante un instante, con una expresión de casi fiero desprecio en su rostro, y a continuación agitó su puño como si amenazara a algún enemigo invisible. Luego se echó a reír y se encogió de hombros con un auténtico estilo francés, mientras murmuraba: «Sí, la última escena será mejor que la primera»
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