Mujercitas (Clásicos Ilustrados) de Louisa May Alcott
Me ayudó y me animo enseñándome que yo debía practicar todas las virtudes que deseaba que tuvieran mis hijas porque yo era su ejemplo. Era más fácil intentarlo por vosotras que por mí. [...] El amor, el respeto y la confianza de mis hijas era la recompensa más valiosa a mis esfuerzos por ser la mujer a la que ellas debían imitar.
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