La novelista estadounidense Lorrie Moore reúne en un volumen una colección de reseñas y crónicas culturales cargadas de inteligencia y erudición heterodoxa.
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Escritos a lo largo de los últimos 30 años, estos artículos y reseñas revelan claves del método y el pensamiento de la autora, en relación a la escritura y a su tiempo.
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Este libro nos cuenta una historia normal pero contada de una manera un tanto peculiar ambientada en el período posterior a los atentados del 11S. Esta narrada de una forma bastante caótica, ya que vemos el mundo a través de los pensamientos de Tassie, nuestra protagonista, una joven procedente de un pequeño pueblo del medio oeste americano, que aunque ya se encuentra en sus años de universidad aún no ha dejado atrás la adolescencia. Tassie ve el mundo con inocencia, sin darle importancia a las cosas tal como se la daría una persona adulta. Es hija de un granjero que se dedica a cultivar diferentes variedades de patatas. Su madre es una persona extraña para ella y con la que no se lleva demasiado bien. También tiene un hermano menor con el que se entiende algo mejor pero la distancia está provocando que no se conozcan como antes. Como estudia en la ciudad, Tassie decide buscar un trabajo de niñera para poder ayudar a soportar los gastos que conllevan sus estudios. Es contratada por Sarah, propietaria y chef de un restaurante de alta cocina, y junto con su marido Ed, forman una pareja blanca que va a adoptar a una niña afroamericana. A partir de aquí su vida se ve envuelta en diversas situaciones que le hacen ser testigo de cómo aún existen prejuicios y racismo, mientras que está al cuidado de Mary Emma. Como he comentado anteriormente, es una historia un tanto caótica, lo que a mi percepción le ha restado puntos a la hora de ponerle puntuación, porque además tengo la sensación de que me falta algo para completar la historia. Aún así es un libro que tiene múltiples lecturas. Yo lo leí con mi club de lectura y propició muchos debates interesantes. Una historia para los amantes de la narrativa. Enlace: http://misgrandespasiones-ro.. + Leer más |
En ésta, su primera novela, que reedita Eterna Cadencia, la autora juega a inventarles cinco destinos a sus personajes. Y les regala la gracia de reírse de ellos mismos.
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Mi primera impresión me jugó una mala pasada. Después del primer capítulo no entendía nada, necesité volver atrás, releer, y al final, tuve que continuar con incertidumbre. Unas pocas páginas más adelante, me di cuenta de qué estaba haciendo la autora en esta novela. Lorrie Moore juega a los anagramas con sus personajes y sus vidas. Juega con las palabras y sus sentidos. Quizás necesité leer más de medio libro para que me gustara, pero ahora, tengo la certeza de que es una novela a la que hay que darle una oportunidad. Benna, Gerard y Eleanor entrelazan sus vidas en vínculos cambiantes en los cinco capítulos de esta novela, desde el amor, la amistad hasta la imaginación, que se torna una cura a la soledad. “En definitiva, es una novela sobre la soledad, la imaginación, la histeria y la imposibilidad de tener hijos. En cada historia los personajes enfrentan eso de una manera distinta. Alguna vez me dijeron que debería haber elegido una de las cinco. Que cuando se escribe una novela uno debe mantener a sus personajes en un camino lineal. En Anagrams quería que mis personajes hicieran cosas excluyentes las unas con las otras; y como era mi novela, decidí que podía hacer lo que quería” explicó Lorrie Moore. En definitiva, estoy de acuerdo con Lorrie, la vida es mucho más divertida cuando transgredimos algunas normas. + Leer más |
"Eres infeliz, dice el señor Fernández. Puede ser lo mismo. Eres infeliz porque crees que existe una cosa que se llama ser feliz". Nueve cuentos que nos enfrentan al sentido trágico de la vida a través del humor más seco, de la ironía y de una marcada sinceridad que llegado un punto nos puede resultar irreverente por parte de Lorrie Moore, porque hablar de la muerte, de la senilidad de una madre, de una enfermedad terminal o del adulterio con este humor seco y esta fina ironía como carcajeándose de estas cuestiones vitales, es todo un talento. Para más inri si descubres que Lorrie Moore tenía 28 años cuando publicó esta colección de cuentos, más sorprendente me parece su hazaña: solo 28 años y narrar estos temas como los narra, solo puede hacerlo una grande. Mientras vas leyendo los cuentos quizás te pueda sorprender su estilo, seco y punzante, y lo que en un momento parece casi cómico, deriva en una melancolía que te va calando. La mayoría de los cuentos están narrados en primera persona, y el titulo es una especie de vuelta de tuerca, de sátira descarnizada de esas esas guías de autoayuda que te aconsejan como cómo conseguir la felicidad absoluta y de cómo ser el ser humano perfecto y feliz. Aquí Lorrie Moore deconstruye estas autoayudas y nos muestra personajes que hacen justo lo contrario a lo que se les recomienda, nos enfrenta al día a día de sus personajes, que sí que buscan de alguna forma desesperadamente ser felices, pero la honestidad con que Lorrie Moore retrata estas vidas humanas en eterna búsqueda de felicidad nos ayuda a entender mucho mejor la condición humana. Su estilo puede resultar incómodo porque estamos acostumbrados a lo lineal, pero una vez que te ubicas, resultan unos cuentos asombrosos, que derivan en auténticos manuales de desentrañar la condición humana. De los nueve cuentos tengo que destacar dos, que me han maravillado por cómo retrata esta autora sobre todo, la relación madre/hija: - “De lo que se apoderan”: Puede que este cuento se haya convertido en uno de mis cuentos favoritos para siempre. Lo terminé de leer, y lo volví a releer una vez más. En este cuento se nos muestra la relación de los padres de la narradora y a medida que avanzan los años, este matrimonio va cambiando y vas siendo testigo a través de su hija de la decadencia mental y física de su madre. Las pinceladas en las que nos va mostrando la evolución de esta pareja y el estado mental de su madre, son una maravilla. “Cuando tus padres se separan, también tu te bifurcas. Te partes, crujes y te divides en dos, vives dos vidas: una mitad de tí que llora todas las mañanas en el embarcadero al salir el sol, con pelo negro que se destiñe hasta un gris oscuro, una parte de ti que s emarcha a otra ciudad donde eres maestro de escuela y cuentas chistes con acento italiano en un bar y haces reir a la gente”. (…) "Y cuando tu madre empieza a perder la cabeza, tú también. Empiezas a tener miedo de la gente que ves por la calle. Vuelves a ver formas (viejos y arañas) en el papel de la pared, como cuando eras pequeña y estabas enferma. El reflejo de la luna en el lago empieza a parecer un pez muerto que flota con el vientre dorado hacia arriba. Pregúntaselo a cualquiera. Pregúntaselo a cualquiera cuya madre esté perdiendo la cabeza·”. (…) “Los hombres fríos destrozan a las mujeres, me escribió mi madre años más tarde, Las cortejan con algo llamativo de lo que presumen algo que llevan unido a su alma com oun falso invernadero; te hacen pasar y te crees que ves vida, optimismo, sol y verdor, y uadno los amas, te hacen pasar a su alma verdadera, un salón de baile vacio, cavernoso, lleno de corrientes de aire, con arcos y cúpulas inexorables y que se burla de tí con sus ecos”. - “Cómo hablar a tu madre”: Es un cuento dividido en pequeños segmentos que marcan años concretos dónde se narra la relación de la narradora con su madre mientras que al mismo tiempo va contando momentos de su vida. El primero comienza en 1982 y el último en 1939, la gracia es que está contado hacia atrás en el tiempo. Una vez terminado el cuento te dan unas ganas inmensas de volver a leerlo porque ya en una segunda lectura, cambia tu perspectiva. Me recordó mucho a Alice Munro. Una genialidad “Tu madre te llama a veces por el nombre de su hermana. Dile: - No, mamá, soy yo, Virginia. Aprende a repetir las cosas. Aprende que teneís una manera de reconoceros la una a la otra que de algún modo se desborda y llega más allá de las maneras que tenéis de no reconoceros. Haz manzanas asadas por primera vez”. Enlace: https://kansasbooks.blogspot.. + Leer más |
Como muchos paisanos, Lorrie Moore peca de finales, la diferencia es que con ella, apenas existen, y tampoco son necesarios. El título de esta colección de cuentos lo dice casi todo, pues viviremos algunas situaciones absurdas que sin embargo, son más cotidianas de lo que parece en la vida de cada cual. Norteamericanos y su forma de vida, relaciones personales, Moore se suma a todo un elenco de escritores que plasmaron lo mismo en sus letras pero con distinta voz. La voz de Moore mezcla una prosa generosa y un gran sentido del humor, consiguiendo que la esencia de sus relatos quede justo en el medio, de principio a fin. Esto, puede parecer plano (y en realidad lo es) pero en mi caso su ironía me convence más que otros, tal vez con humor me entren las cosas mejor. Hombres y mujeres solitarios, con sus miserias y sus formas de sobrevivir, una mujer con dos amigos diferentes, queriendo encontrar a un tercero con la suma de los dos, escritores trastornados, profesoras, vendedoras de queso son parte de la fauna de la norteamericana. Y una buena imaginación para los títulos (poooor fin) "Además usted es feo" "Otra vez muerto de hambre" o " Sitios donde poner la cabeza" son buena muestra de ello. Aunque para estas cuestiones, sigo prefiriendo a Carver, Lorrie Moore me ha parecido más amena que otros de su especie, encorsetados sí, ¡¡pero que bien escribían!! Lo que sí me queda carísimo es que el sueño americano no va conmigo ¡quinto y tapa al poder! O vino. + Leer más |
Este comentario se refiere a su libro de relatos "Como la vida misma", no incluida en Babelio. “El mundo siempre era pequeño, independientemente del mundo que fuera, y se trataba de seguir adelante y de decir cosas sobre él.” Uno lee el título, “Como la vida misma”, y piensa, joder, esto va a ser triste. Pobre vida, qué mala prensa tiene. Después uno empieza a leer los cuentos, varios de ellos, y en efecto, es triste. No hay crímenes, ni enfermedades o accidentes mortales, no hay guerras ni hay grandes desastres, ni siquiera pandemias, pero es triste, mundos pequeños con sus tristes y pequeñitos desastres cotidianos (excepto, justamente, el cuento que da título a todo el volumen, esas cosas que pasan en la vida misma). Personas, casi todas mujeres, que se sienten solas, perdidas, sin comprender muy bien como han llegado hasta ahí. Lo bueno es que todos ellos tienen el sello Moore, una escritora de voz inconfundible y con una inteligencia prodigiosa capaz de convertir la tristeza, esa forma de cordura que dice la autora, en algo bastante divertido sin hacerla banal. “El mundo era precioso, de verdad, aunque complicado e irritable con las pequeñas cosas, como un dios que no se deja ver mucho.” En algunos relatos el humor proviene de los mismos personajes, otras veces es la misma narración la que se encarga de ello, pero en ambos casos, el humor es una defensa ante ese mundo que los agrede o una forma de sobreponerse a la incomodidad de una situación o de aguantar un poco más con aquello con lo que se han conformado y hasta una forma de mortificarse al darse cuenta de que aquello que les parecía tan necio les gusta un poquito o por no ser capaces de ser justo el tipo de persona a la que les guste. Un humor ácido y feroz, marca de la casa, pero que también es compasivo con estos personajes que anda por su pequeño mundo un tanto perjudicados. Como dijo la propia autora: «El humor es un acto de resistencia y supervivencia». “—Para ti todo es un chiste —Para mí nada es un chiste. Lo que ocurre es que todo me sale como si lo fuera.” + Leer más |
Seix Barral presenta un volumen de casi mil páginas que reúne sus Cuentos completos: una lección literaria y que incluye sus libros dedicados al género.
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"Mi infancia no tuvo narrativa; todo era apenas una combinación de aire y falta de aire: esperar que la vida empezara, que el cuerpo creciera, que la mente se volviera temeraria. No había historias ni ideas, no todavía, no realmente". Ya lo dije en mis comentarios a su libro de cuentos “Pájaros de América”, Moore gusta de exhibir su inteligencia, que es mucha, sus personajes son ingeniosos y profundos, sus diálogos ocurrentes y lúcidos, sus comentarios agudos, y su humor, como igualmente dije allí, claro está, inteligente. “Lo que me gusta es la filosofía –me dijo una vez–. La filosofía es genial. Aunque no me gusta todo el rollo de la Existencia. ¿Existimos? Eso me cabrea. Pero me gusta lo del Bien y el Mal. Me gusta Qué es el Arte. Pero solo un poco de Qué es el Arte. Si te pasas acaba yendo a parar al ¿Existimos?, lo cual me cabrea.” Pero lo que no dije es que también sabe cómo hacer que sus lectores se sientan inteligentes zambulléndose en esa colorida madeja que tan sabiamente entreteje la autora con hilos de humor y dolor, de ironía y tristeza. Si a todo esto le sumamos un tema tan propio de esta edad en la que me encuentro, ese contraste entre una vida por vivir repleta de posibilidades y una “llena de momentos que tendrían que haber transcurrido de otro modo pero no lo hicieron”, su sutiliza, su melancolía, no puedo más que celebrar muy mucho su lectura. “Mi crueldad hacia ella estaba ya clavada en mi interior como una astilla, donde residiría durante años en mi impotente memoria mientras la piel crecía a su alrededor; ¿qué otra cosa puede hacer la memoria? No puede hacer nada: finge que come la metralla de tus actos, mas no sabe tragar ni masticar.” Berie Carr y su marido intentan salvar su matrimonio con un viaje a París. Berie tiene que soportar su frustrada vocación de madre, la personalidad infiel de su marido, su maltrato, el aburrimiento, la decadencia… el contexto ideal para echar la vista atrás hacia aquel momento en el que posiblemente fue feliz, aquel momento en el que... “Tenía toda la vida por delante. Tenía paciencia, fe y la cabeza llena de canciones… Una canción era la verdad eterna oculta bajo la superficie de las cosas.” En la adolescencia se cree en las letras de las canciones, sobre todo si se cantan junto a una amiga como Sils. Berie haría cualquier cosa por su amiga, aunque Sils sea La Cenicienta en un parque de atracciones temático en el que ella misma es simplemente la cajera, aunque Sils tenga ya cuerpo de mujer que oscurece aún más el suyo todavía por desarrollar, aunque Sils permita que los chicos, que solo tenían ojos para ella, irrumpan en sus vidas y disparen contra las ranas a las que ellas intentarán después curar no siempre con éxito (buena metáfora de lo que eran las relaciones hombre-mujer de la época y que todavía no hemos superado totalmente). En la adolescencia se corren peligros de los que uno no se asusta hasta muchos años después, se odia a los padres que tan mal nos entienden y a veces se odia con razón, se pasa mucho de los hermanos, se fuma a escondidas, se bebe a escondidas, se hacen muchas cosas a escondidas, se experimenta, se busca algo, no se sabe qué, cualquier cosa, pero sobre todo se malgasta una sensación que tanto se echará en falta años más tarde. “Yo anhelaba tener otra vez un sentimiento, uno particular: el de estar acercándome a una habitación pero no haber entrado en ella todavía.” Maravillosa autora y maravillosa novela. + Leer más |
“Había que descongelar los pies, dar pasos a ciegas hacia atrás, arriesgarse a perder el equilibrio, arriesgarse a una caída infinita, para dar espacio a la vida.” Creo que este es el libro de relatos de Moore más flojo de los que he leído hasta la fecha, lo que seguramente se deba más a las excelencias de los otros que a los defectos que este pueda tener. También es posible que me hayan fascinado tanto dos de sus relatos, Muda y Alas, que, en comparación, el resto me han parecido más grises de lo que posiblemente sean. De hecho, estos ocho cuentos tienen las mismas cualidades, las buenas y las malas, que los de sus otros libros, como esa jodida manía suya de encadenar frases inteligentes y ocurrentes aunque para ello tenga que dar un rodeo al relato con el único fin, diría yo, de colocarlas. Uno lo disculpa porque en verdad son frases inteligentes y ocurrentes y, como dice uno de los personajes de Alas, sospecho que es pura costumbre y que su verdadera intención es desconocida incluso para ella misma. “La vida no era una alegría encima de otra. Sólo era la esperanza de menos dolor.” Los cuentos de Moore empiezan en medio de algo y nada se cierra realmente al final. Por el camino pasan cosas, nada extraordinario, el mundo cotidiano que, no obstante, es capaz de reflejar ese malestar, ese mal olor que no se sabe de dónde viene (otra vez Alas), ese dolor de la vida que padecen sus personajes y que cada uno afronta como puede… y hay quién no puede. En este libro, el late motiv es la soledad, la necesidad de tener a alguien al lado, por muy precaria y hasta dañina que sea esa compañía... “No puedo vivir sin algo de intimidad, compañía, como quieras llamarlo, para afrontar esta locura global.” … para después, en algunos casos, darse cuenta de lo realmente difícil que puede resultar la convivencia pasado un poco de tiempo. “«El matrimonio es una larga conversación», escribió Robert Louis Stevenson. Por supuesto, murió cuando tenía cuarenta y cuatro años y por tanto no tenía ni idea de lo larga que podía ser la conversación.” Y esta es otra de las grandes características de Moore, el humor que está presente en mayor o menor medida, en una u otra forma, en cada uno de los relatos. Un humor como escudo protector para los personajes o un tipo de conmiseración hacia ellos por parte del narrador o una forma de decir las cosas sin resultar excesivamente dramático o sensiblero. “En la playa la gente leía libros sobre los genocidios de Ruanda y Yugoslavia. Eso debía de añadir seriedad a un viaje que carecía de ella.” “Se supone que hay que dejar cosas en Cuaresma. El año pasado abandonamos nuestra fe y nuestra razón, este año vamos a abandonar nuestra voz democrática, nuestra esperanza.” “Siempre había elegido la mesa de los alérgicos al cacahuete en el colegio porque un chico que le gustaba se sentaba allí: la versión de cafetería de La montaña mágica.” Sí, creo que este es el libro de relatos de Moore más flojo que he leído… y aun así le doy cuatro estrellas, para que se den cuenta de lo que vale esta señora de las letras americanas que ya es todo un clásico del relato corto. + Leer más |
Con el permiso de la autora, la cosa podía ser algo así: sacas el libro de tu estantería, te acomodas en tu sillón preferido o bajas a tu cafetería de siempre o tomas el autobús de todos los días. Empiezas a leerlo. Puede que al principio te cueste un poco su forma de contar las cosas, pero congeniáis enseguida, te ríes de sus cosas, te compadeces también. Te sientes descubierto, consolado, ensimismado. Cuando estés triste o confuso, date un paseo, ponte un capítulo de alguna serie, hazte palomitas. Unos minutos, un rato, unas horas. Vuelve: el cuento siguiente puede ser aún mejor. “No me importa si soy un pez, todavía quiero una bicicleta.” No puedo negar que me gustan mucho los autores que tratan en sus libros las grandes cuestiones, esas que hemos convertido en enormes globos a punto de explotarnos en la cara de tantas respuestas que hemos metido dentro. Moore no es de estos y eso no le quita ni pizca de interés. Moore parece venir a decir, vale, lo que digáis, pero ya que de todos modos tenemos que vivir, como coño nos las apañamos. Moore parece venir a decir, quizás algunos de nuestros problemas lo sean solo porque creemos que tienen solución y que además solo hay una y debemos encontrarla. Y la verdad es que… … nadie sabe cómo lidiar con el enorme espacio que año tras año se va interponiendo entre los miembros de una pareja… “Eso es lo malo que tienen las personas frías… Para ellos, la sinceridad va siempre por delante de la amabilidad, la verdad por delante del arte. El amor es arte, no verdad. … cómo ser esa tercera persona que entra a formar parte de una ecuación de dos… “Filosofa: eres una amante… Las esposas son como las cucarachas… Te sobrevivirán después de un ataque nuclear (son duras y resistentes y se desplazan en manadas), pero ahora mismo no lo están pasando nada bien. Y cuando miras en el espejo del baño las ves escabullirse por detrás de ti, por arriba, donde no las alcanzas.” … cómo ser la hija de tu madre abandonada, cómo abandonar a tu pareja cuando está a punto de morir y has dejado de quererla, cómo morir… “Me he decidido por el Día de la toma de la Bastilla. Es una elección simbólica y práctica. Elliott tendrá tiempo suficiente antes de empezar a dar clases otra vez en otoño. Blaine no irá este año de colonias y podrá pasar algún tiempo en el campo con los padres de Elliott. Como estoy segura de que hará un calor insoportable, les pediré que todos lleven ropa clara. Ni ropa negra, ni corbatas, ni sombreros, ni abrigos. Los muertos son crueles cuando imponen esos sufrimientos en julio.” … cómo vivir la muerte de una madre, cómo soportar las infidelidades, cómo aguantar las ganas de clavarle un cuchillo a tu pareja infiel, cómo hacer cuando descubres en lo que te has convertido, en lo que se han convertido tus padres, tus parejas, tus amistades… cómo ser escritora. “El perdón vive solo y lejos, carretera abajo, pero la amargura y el arte son vecinos próximos, chismosos, que comparten un mismo tendedero, que tienden sus cosas y confunden las prendas de la lavandería.” Nadie lo sabe, pero Moore está sobrada de inteligencia para plantear todas estas cuestiones y conmovernos y divertirnos al tiempo. Moore sabe cómo encontrar hermosas formas de decir las cosas sin decirlas e incluso cómo ponerse a prueba a sí misma (era su primera colección de cuentos, tenía 28 años) al imponerse al narrar una segunda persona nunca fácil de manejar y salir triunfante. + Leer más |
La narradora de la novela, Berie, está de viaje con su esposo por París. Su matrimonio está en crisis, y ella intenta refugiarse en la evocación de su adolescencia, ese momento en que el futuro era una página en blanco y todo era promesa. Sus recuerdos se centran principalmente en su relación con Sils, una amiga-hermana con quien transitó ese camino difícil y embriagante de la niñez a la adultez. Somos testigos de sus pactos, sus pruebas, sus errores y sus traiciones. También vislumbramos en el relato los comienzos de los 70s: su música, que está presente en todo momento, los acontecimientos políticos, y la promesa trunca de una juventud que parecía destinada a cambiar el mundo. Moore captura a la perfección las sensaciones y sentimientos que la adolescencia conlleva: el desajuste del cuerpo, cierta omnipotencia ciega que lleva a tomar riesgos innecesarios y peligrosos, la importancia de los vínculos de amistad que superan a los familiares en materia de lealtades, y esa sed de experiencias de todo tipo que a veces no se está en condiciones de manejar. Tuve la impresión de que quizás la novela sea demasiado breve para todos los frentes que abre: el final es muy bello pero lo sentí un poco abrupto. Se nota el interés de la autora por la música (podría armarse una playlist que acompañe la lectura, ya que las canciones están mencionadas de forma muy precisa) y por la pintura. Me pareció también un gran acierto que las chicas trabajen en Storyland, un parque de diversiones basado en los cuentos infantiles con Cenicientas que fuman tras bambalinas y atracciones que mutilan visitantes. Es una metáfora excelente para el tema de la ruptura con el mundo de la infancia. Una novela recomendable que me dejó con ganas de más. + Leer más |
✨ ¿Cada libro tiene su momento? Cada vez estoy más convencida de ello. Ese libro que lleva años en tu estantería y de repente sientes como si te llamara. Ese otro libro que ves cada vez que acudes a la biblioteca y justo el día que no lo ves lo acabas buscando, lo acabas leyendo, lo acabas amando. O ese otro que ha quedado sepultado en tu lista de libros que te gustaría leer y, de forma totalmente inesperada, lo recuerdas. Esto último es lo que me ocurrió con esta lectura. Su título siempre llamó mi atención, lo tenía apuntado desde hace años, y cuando leí la reseña de @vulvafigata lo recordé. Me volví a olvidar de él pero cuando se acercaba el final del año me entró la urgencia de leerlo. Solo puedo decir que todo tiene su porqué, tardé tanto en leerlo por algo. Lo leí en el momento más adecuado. Lo leí cuando necesitaba un libro así. «Me recordó cómo los niños siempre piensan en grande; cómo el mundo los confronta y los moldea para mantenerlos a salvo.» Berie, en su edad adulta, rememora su infancia. Un viaje al pasado que le deja un regusto amargo ya que ahora ve las cosas de otra manera. Un viaje al pasado en el que se da cuenta de como era realmente su familia, la soledad que experimentó, la falta de cariño y de atención que sufrió. Pero también se da cuenta de que todo lo importante lo vivió con Sils, su otra mitad, un pilar de gran importancia. Rememora su amistad y todo lo que experimentaron juntas, momentos totalmente cruciales en su vida. La pérdida de la inocencia, la obligación de madurar de golpe, el paso a la adolescencia y todo lo que esto conlleva. Rememora sus veranos inolvidables, sin preocupaciones, llenos de risas y de buenos momentos. Rememora y rememora pero esto tiene sus pros y sus contras. La nostalgia da paso a la tristeza. Y es entonces cuando la cruda realidad te golpea. Una realidad tan distinta a aquella, tan distinta a la que soñabas. Una realidad que, tras ese viaje al pasado, ves con otros ojos y te decepciona. «Las cosas en la memoria, lo sé, se vuelven rígidas y se desplazan, se convierten en algo que no fueron nunca antes.» Moore, con su humor, ironía y nostalgia, ha llegado a mí en el momento más adecuado. Enlace: https://www.instagram.com/re.. + Leer más |
Lo narra una mujer que, cenando con su marido en París, va reconstruyendo su adolescencia en un pueblo estadounidense.
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"Mi infancia no tuvo narrativa; todo era apenas una combinación de aire y falta de aire: esperar que la vida empezara, que el cuerpo creciera, que la mente se volviera temeraria. No había historias ni ideas, no todavía, no realmente. Solo cosas desenterradas de otro lado y rearmadas más tarde para ayudar a la mente a moverse. En esa época, sin embargo, era líquida, como una canción, no era gran cosa. Era simplemente un espacio con algunas personas dentro." (Págs.37-38). |
¿De qué nacionalidad es Edgar Allan Poe?