Una boda sin fresas de Lorraine Cocó
Se perdió en su preciosa mirada verde y en las bellas facciones de su rostro. Por un segundo casi olvidó la conversación que había oído. Era una embaucadora, una preciosa y encantadora embaucadora. Y por mucho que le apeteciese besarla en aquel momento decidió que lo mejor era hacer frente a sus dudas.
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