Si esto es una mujer de Lorenzo Silva
Suspiré por dentro, aliviada. Era lo que parecía. Y de pronto aquel cretino me dio pena, pena por no haber aprendido a vivir y dejar vivir sin restregarle su mugre al prójimo, en especial al prójimo con culito apetecible según sus estándares de primate sin tapujos. No era solo culpa suya, aunque también, ni era por mi parte procedente ni elegante ensañarme con su discapacidad moral.
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