Esta herida llena de peces de Lorena Salazar Masso
Tener un hijo es buscar, todo el tiempo, formas de explicar el mundo. Poner en palabras cosas terribles, milagros, presentimientos. Hablar de dinosaurios sin tener idea. A mi niño, si la historia no le convence, tranquilamente dice: «Ma, no te creo». A veces la niña soy yo y es él quien me enseña a hablar. Puedo explicarle cómo nace un río, cómo hace el ángel de la guarda para escucharlo cuando reza o por qué los búhos y murciélagos salen a pasear de noche. Incluso sé que puedo presentarle a su madre y sus hermanos. Lo que no encuentro cómo explicar es por qué un hombre carga un arma.
|