Un beso de chocolate en Navidad de Lorena Concepción
—¡Mierda! ¿En serio? ¡Joder! ¿Se puede saber que le ocurre a este pueblo? ¿Estás en contra mío o qué?—gritó al cielo exasperada. —No creo que sea el pueblo el que está contra ti—dijo una voz masculina y burlona desde el otro lado de la calle. Estaba bastante oscuro pero pudo distinguir una sombra alta en medio de la calle. Ela se giró hacia la voz, avergonzada porque alguien la hubiera escuchado gritar como una loca. La sombra dio un paso hacia adelante acercándose hacia la luz de una farola, y vio a un chico alto sonriente con el pelo negro, corto y perfectamente despeinado. A medida que se acercaba, Ela pudo comprobar que sus ojos eran los más verdes que jamás hubiera visto; parecían dos esmeraldas. (…) |