Da Capo de Lola Rey
(…) se preguntó si la mujer sollozante que abrazaba era la misma joven que se había enfrentado a él tantas veces sin titubear, pero sí, claro que era la misma, porque Lauren poseía esa maravillosa dualidad que le permitía mostrar la misma pasión para discutir que para responder a su beso.
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