El amante de Lady Sofía de Lisa Kleypas
Confusa, Sophia corrió la cortina de gasa para tener una vista mejor del despacho del magistrado. Como si pudiera percibir su mirada de alguna manera, sir Ross se volvió y se encontró directamente con la imagen de Sophia. Aunque en su habitación no había una lámpara o una vela ardiendo, el claro de luna era suficiente para iluminarla. Ross pudo ver que sólo iba vestida con su etéreo camisón. Como el caballero que era, sir Ross debería haberse dado la vuelta inmediatamente; sin embargo, se quedó mirándola como si él fuese un lobo hambriento y ella un conejo que se hubiera aventurado a alejarse demasiado de la madriguera. Aunque se moría de vergüenza, se las apañó para mirarlo de forma provocativa. Contó silenciosamente los segundos: uno... dos... tres. Luego, lentamente, se hizo a un lado, corrió la cortina y se llevó las manos a la cara, que le hervía de calor. Debería haberse alegrado de que él hubiera mostrado interés en su imagen en camisón, pero en cambio se sentía tremendamente incómoda, casi asustada, como si su plan para seducirlo y acabar con él pudiese convertirse en su propia perdición. |